Haced nuevas todas las cosas

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domingo, 3 de noviembre de 2013

SEGUNDA CRÓNICA DÍA DEL “II ENCUENTRO BÉTICA-NORTE SSCC”


Mañana del Sábado, 2 de Noviembre-2013:

Hoy hemos comenzado el día con el alimento corporal y a continuación el espiritual con la oración de la mañana preparada por la comunidad Shalom, de Málaga.

Este momento de encuentro con el Señor, nos ayuda a centrarnos en el tema : el Seglar Claretiano está llamado a la evangelización de nuestra sociedad, a ser sal y luz de un mundo que atraviesa una crisis profunda y de la que tiene que salir renovado.

Posteriormente nos han mandado mensajes deseando que este Encuentro sea fructífero y hemos conocido personalmente a Paul Smith, Asesor del Consejo General del Movimiento.

La parte central de la mañana la ocupó la ponencia a cargo de Pedro Gómez Serrano que nos planteó cómo ser testigos de la fe con la que está cayendo.

De forma concisa, en su charla nos dijo lo siguiente:

Los contextos y los climas marcan el modo de contar la fe y actualmente se ha pasado en el cristianismo de lo evidente y generalizado, donde era muy fácil hablar de la fe, ya que se compartía un lenguaje y unos hábitos, a lo extraño y minoritario y ahora tenemos nosotros que justificarnos ante los demás y explicar porqué somos cristianos.
Para poder evangelizar tenemos que redescubrir la situación y la vida de los primeros cristianos, que también eran algo extraño en su sociedad. Hay que volver al arrojo, a la liberación, tomar conciencia de que somos personas libres, a la fraternidad, a la acogida y la actitud de diálogo con todo el mundo.
Nos toca transmitir una experiencia vivida y además hacerlo de forma que los demás la entiendan. No podemos transmitir la fe del mismo modo que hace 30 años.
El testimonio cristiano está entre el deber y lo inevitable: “hay de mí si no evangelizara”. No es un deber que se impone de fuera, sino que es algo que me resulta inevitable. La cuestión es cómo damos ese testimonio, si somos cansinos, añorantes,… Es imposible no transmitir en nuestros ambientes: por el mero hecho de convivir con otros, ellos están sacando sus propias conclusiones de qué es el cristianismo a partir de nuestra forma de comunicarlo.
Habría que revisar cuáles son los motivos que nos llevan a evangelizar. Estamos estresados y obsesionados con llegar a todos y transmitir, quizá más por miedo a quedarnos solos, a cerrar congregaciones,… Puede que también busquemos el reconocimiento de nuestro bien hacer, el éxito de nuestro esfuerzo de cara al patio
Sólo podemos anunciar a Jesús si estamos convencidos de que es el ingrediente que le falta a las personas y a la sociedad en conjunto.
El elemento esencial del testigo de la fe es el vivir enamorado de Cristo. Mostrar que la religión no es una obligación, sino un enamoramiento.
Ser testigo no es hacer propaganda, sino vivir de tal forma que nuestra vida no se entienda sin una relación con Dios. No hay que ser superhombres o supermujeres, sino transparentar al que vive en nosotros, por eso el pobre y el frágil muchas veces es el mejor testigo de la fe.
Tendríamos que preguntarnos por qué no brota de nosotros espontáneamente esa transmisión de la fe y del amor recibido de Dios. Hoy en día, se pide autenticidad, poder reconocer los fallos y pedir perdón habitualmente, sin problema y no tapar los errores. Nuestras debilidades pueden ser un aspecto positivo en nuestra evangelización, ver como las vivimos cristianamente
Deberíamos recuperar la naturalidad de la experiencia cristiana. La religión debe ser una dimensión normal de la vida.
Saber, poder y tener.
Tenemos que manifestarnos como personas con una vida de profundidad, crítica, de alegría y que libera y crea un mundo más justo.
En relación con el testimonio comunitario nos señaló también el camino del amor entre nosotros. “Mirad cómo se aman”: si no convence el amor entre estas personas, no habrá nada que lo haga. Este es el testimonio a dar como grupos, el amor entre nosotros.
Si la gente no va a los espacios cristianos, tenemos que salir a la calle a buscar a los laicos. La naturalidad de la fe, solo se logra haciendo que sea natural en la calle. El laico da testimonio viviendo la misma vida que los demás, pero de forma diferente, porque Jesús nos hace vivir de otra manera. Por otro lado, hemos de ser críticos con y entre nosotros mismos.
El evangelio habla de la evangelización, con cosas pequeñísimas: sal, luz, levadura y semilla. Es una cuestión de cantidad en nuestra labor, sino de calidad. Hay que utilizar la cantidad justa para no estropear “la comida”. No hace falta mucha gente, ni muchos medios, ni mucha palabrería. La sal da sabor a la comida y nosotros a la sociedad. No se nota la sal, el foco de luz, la levadura, la semilla,… y sin embargo, son bien patentes los efectos de su presencia. No es tanto el hacernos un volumen o cantidad determinados, sino ser capaces de desaparecer fermentando la sociedad.

( Cronista: Rocío Guillén-sc )
 
 

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